Gran polvareda se ha
levantado a partir del imprudente aumento de dieta de los legisladores
nacionales, situación que nos obliga a opinar ya que pone en discusión toda la
política y el sistema de representación.
En principio nuestra
Constitución Nacional y Provincial establecen:
Constitución
Nacional
Artículo 74-
Los servicios de los senadores y diputados son remunerados por el Tesoro de la Nación ,
con una dotación que señalará la ley.
Artículo 92.-
El Presidente y vicepresidente disfrutan de un sueldo pagado por el Tesoro de la Nación ,
que no podrá ser alterado en el período de sus nombramientos. Durante el mismo
período no podrán ejercer otro empleo, ni recibir ningún otro emolumento de la Nación ,
ni de provincia alguna.
Constitución
provincial
Artículo 61°.-
Los diputados gozarán del sueldo que la ley fije, el cual no podrá ser alterado
durante el término de su mandato, salvo cuando la modificación fuere dispuesta
con carácter general.
Artículo 77°.-
El Gobernador y el Vicegobernador gozarán del sueldo que la ley fije, el cual
no podrá ser alterado durante el término de su mandato, salvo cuando la
modificación fuere dispuesta con carácter general.
ESTIMACION DE RECURSOS PERSONALES DE LOS LEGISLADORES NACIONALES.
Sueldos
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35.000
|
Desarraigo
(mas
|
5.000
|
Representación
(reservados)
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10.000
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Pasajes
(20 tramos x $552)
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11.040
|
Total
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61.040
|
Nadie, y en
particular los legisladores nacionales pueden negar que existe un creciente
escepticismo en torno a la honestidad de muchos sectores dirigentes, tanto
públicos como privados. El aumento del 100 % en las dietas de los legisladores
nacionales, en un contexto de ajustes, de crisis política, social y
económica, determina además
una crisis moral y robustece el estado de duda de quienes deberían generar
mayor credibilidad, confianza y seguridad en la sociedad.
La virtud de las
instituciones se alimenta más que por su contenido por el recto desempeño de
las personas que ejercen sus funciones. La salud de nuestro sistema democrático
así lo requiere.
Con esta acción, una
vez más, se vuelven a
defraudar las expectativas
de la ciudadanía, que trae como consecuencia seguir profundizando el lógico
descreimiento en nuestras instituciones y en quienes transitan por ellas.
Estamos convencidos
que se debe actuar entre dos limites: el primero es que un representante del
pueblo debe gozar de una dieta que permita despreocuparse de su subsistencia
para atender los asuntos públicos y que tenga acceso a todo lo necesario para
el ejercicio de la función que se le asignó; pero por otro lado, ser legislador
no debería estar emparentado (como sí lo está), a privilegios, prerrogativas y
exorbitantes dietas que quintuplican el salario promedio del trabajador
argentino.
Es imperativo que la
política sea el espacio de participación y de dignificación de toda la sociedad
y no la atribución exclusiva de quienes la detentan. Somos optimistas y de esta
crisis debe nacer una oportunidad, que es la de
poder discutir nuevamente el sentido de la representación política.
Quien ingresa con
determinado nivel económico patrimonial debería cumplir su mandato con el
mismo. Solo así, la sociedad mirará con seriedad a sus representantes, y
depositará en ellos la confianza de que se está construyendo el bienestar
colectivo, y no el individual, desterrando la tendencia al “que se vayan
todos”, “son todos
iguales”, “son la clase
política”.
Frente a la
incipiente gravitación del congreso nacional en la vida de los argentinos (30
años de democracia) cualquiera que propusiera eliminar dicho Congreso lograría
un acompañamiento sorprendente, porque la cultura democrática está en su mínima
expresión. La representación es la relación establecida entre los miembros de
un grupo humano jurídicamente organizado “representado” con un órgano
“representante”, en virtud de la cual, la
voluntad de éste último se considera como expresión de la voluntad de aquellos.
Como diputado
provincial percibo una dieta de aproximadamente $ 12.000 y gastos de funcionamiento por $
10.700. Este último rubro es destinado en su totalidad a compensar
asesoramiento imprescindible para la atención de diversos temas técnicos como
salud, educación, economía y presupuesto, medioambiente, políticas sociales, justicia,
legislación, etc. (No deberían
ser sin rendición, ya que transparentarían todo el accionar legislativo).
La dieta del
Legislador, y de la mayoría de los funcionarios pampeanos, está en función de
una razón que consiste en tomar la categoría 1 de la Ley 643 de empleo público
provincial y adicionarle un porcentaje. Es así que en nuestro caso como
legisladores tenemos el mismo aumento que tienen el conjunto de quienes
trabajan en el Estado. La pauta salarial es la misma para todos. Otro tema, a
diferencia de los Legisladores nacionales, es que si bien tenemos salarios más
altos que el promedio de los trabajadores no podemos optar por una prepaga y
tenemos la misma prestación a través del SEMPRE, que utilizamos como muchos
pampeanos y pampeanas. También en nuestro período como legisladores realizamos
aportes a la caja provincial en proporción a los conceptos remunerativos de
nuestra dieta.
Es imposible que
ningún funcionario en La
Pampa , con lo que cobra de dieta o sueldo, y
si vive de él, pueda minimamente enriquecerse, lo decimos muy claro: ES
IMPOSIBLE si se hacen las cosas bien.
La sociedad exige que
el legislador intervenga en todos los asuntos de gobierno, y que esté presente
en cada requerimiento de la vida de los pampeanos y pampeanas y eso conlleva un
costo para viajar a cada localidad, (alojamiento, comida y muchas veces
combustible), la atención
del despacho, de cada demanda social e individual, entre otras. Es una tarea
enorme, para la que solo cuento con dos colaboradores rentados, un teléfono
compartido con otros diputados, y
dos computadoras. Con esos recursos nos la ingeniamos para hacer frente a
las acciones que percibimos contrarias a los
intereses que defendemos, que forman parte de nuestra ideología en pos del
bienestar común: una mayor equidad, igualdad y justicia, bregando por una mayor
redistribución.
Es- y debería ser-
importante, que la sociedad tome conocimiento de la dieta y los recursos con
que cuenta un legislador ya sea provincial o nacional, que pueda pedirle
“rendición de cuentas” sobre sus gastos, su actuación y representatividad,.
Solo así, mediante la mirada crítica que cada ciudadano deposite sobre sus
representantes, como sociedad podremos crecer, y evaluar a la hora de elegir
para seguir construyendo una sociedad mejor, fundada en valores fundamentales
para los seres humanos. Es saludable, también, que los legisladores tomemos
conciencia del rol fundamental que desempeñamos en la sociedad que nos elige
para representarlos, y en que debemos predicar con el ejemplo. La política sin
ética, deja de ser política.