El objeto es la de reivindicar a una generación y media, la de todos aquellos que nacimos entre los años ’75 y finales de los 80, la de los que estamos siendo actores de algo que nuestros progenitores ni podían soñar, la de los que tomarán las decisiones importantes en un futuro no muy lejano.
Somos la última generación que jugaba en la calle y en los recreos del colegio a las bolitas, a las quemadas, a las escondidas, al arroz con leche, al luche, al futbol y al busca. PERO ADEMÁS somos la primera generación que jugó con videojuegos, fuimos a parques de atracciones y vimos caricaturas a color.
Fuimos los últimos en grabar canciones de la radio en casettes (como olvidarlo si mientras se grababa en algunos casos no podíamos ni hablar) y vimos películas en versión Beta y VHS PERO orgullosos pioneros del personal stereo, el chat y los CD's
Nosotros vimos la caída de torres gemelas y también vimos caer el muro de Berlín.
Aprendimos a utilizar las computadoras antes que nuestros padres y abuelos, y sobre todo antes de todos esos niños cerebritos de hoy en día y nunca pensamos que si no sabías usar la computadora eras una especie de "retardados" como sucede hoy.
Jugamos con el Double Dragon, Strett Fighter, empezamos el Mortal Kombat, el tetris, el Mario Bross, vimos los anuncios de los primeros celulares (que parecían ladrillos) y creímos que Internet sería un mundo libre.
Somos la Generación de Xuxa, Robotech, Gi Joe, Los Halcones Galácticos, los ThunderCats, los Transformers, He-Man y las Tortugas Ninja, Del Correcaminos, Los Supercampeones, Mazinger, de los Pitufos, La Pantera Rosa, Los Picapiedras, El pájaro loco y los Chips.
Los que crecieron escuchando a Soda, Madonna, Michael Jackson y Guns N'Roses, New Kids on the block, Los Prisioneros y por supuesto en ver y vivir los primeros VIDEOS MUSICALES. También estaban Magneto, La Ley, The Sacados, Los Locomía y sus abanicos.
La última generación de las botellas de a litro, de la Coca-Cola familiar cuando un litro alcanzaba para toda la familia!! y los últimos en ser mandados a comprar en la bolsa de cuadritos o toda la plata en pan, algunos hasta alcanzamos a comprar aceite suelto.
Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos: viajábamos en autos sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12h y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y codos. Las hamacas eran de metal y resbaladilla y con esquinas en punta oxidada.
No había celulares. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila o bolsón que rara vez tenía refuerzo para los hombros y mucho menos, ruedas!! Cuantos no recogimos del suelo nuestros útiles al romperse la mochila.
Compartimos botellas de bebidas y nadie se contagió de nada, excepto de los piojos, cosa que se solucionaba lavándose la cabeza con vinagre caliente (a veces detectados por la profesora previa revisión con un lápiz).
No tuvimos PlayStation, no había 99 canales de televisión, pantallas planas, sonido surround, mp3s, ipods, computadores e Internet, Tablet, notebook, pero nos lo pasábamos de lo lindo tirándonos globos con agua, o jugando con en las obras de construcción, o los autitos en la calle de tierra. Y nunca escuchamos sobre el calentamiento global.
Cuando nos gustaba alguien, pedíamos jugar al Verdad Consecuencia. No era necesario tener fotoblog, Hi5 o MySpace, Facebook, twitter, para saber si existíamos, bastaba con hacer bien fuerte la "silvada" del grupo o gritar fuera de la casa, en plena calle, para que toda la cuadra saliera de sus casas, ni nos catalogábamos como bloger, dark's, otakus, skatos, emos, pokemones, wachiturros, flaites ni, pelolays, etc.
Éramos responsables de nuestras acciones y acarreábamos con las consecuencias, no había nadie para resolver eso. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
Recordemos lo bueno de la vida. Lo fácil que es ser felices, la grandeza de lo sencillo. No necesitamos todas esas etiquetas, todas esas superficialidades, cosas, celulares, ropa... recordemos cómo ser niños, pero sobre todo, cómo ser libres.
AUTOR ANONIMO
Somos la última generación que jugaba en la calle y en los recreos del colegio a las bolitas, a las quemadas, a las escondidas, al arroz con leche, al luche, al futbol y al busca. PERO ADEMÁS somos la primera generación que jugó con videojuegos, fuimos a parques de atracciones y vimos caricaturas a color.
Fuimos los últimos en grabar canciones de la radio en casettes (como olvidarlo si mientras se grababa en algunos casos no podíamos ni hablar) y vimos películas en versión Beta y VHS PERO orgullosos pioneros del personal stereo, el chat y los CD's
Nosotros vimos la caída de torres gemelas y también vimos caer el muro de Berlín.
Aprendimos a utilizar las computadoras antes que nuestros padres y abuelos, y sobre todo antes de todos esos niños cerebritos de hoy en día y nunca pensamos que si no sabías usar la computadora eras una especie de "retardados" como sucede hoy.
Jugamos con el Double Dragon, Strett Fighter, empezamos el Mortal Kombat, el tetris, el Mario Bross, vimos los anuncios de los primeros celulares (que parecían ladrillos) y creímos que Internet sería un mundo libre.
Somos la Generación de Xuxa, Robotech, Gi Joe, Los Halcones Galácticos, los ThunderCats, los Transformers, He-Man y las Tortugas Ninja, Del Correcaminos, Los Supercampeones, Mazinger, de los Pitufos, La Pantera Rosa, Los Picapiedras, El pájaro loco y los Chips.
Los que crecieron escuchando a Soda, Madonna, Michael Jackson y Guns N'Roses, New Kids on the block, Los Prisioneros y por supuesto en ver y vivir los primeros VIDEOS MUSICALES. También estaban Magneto, La Ley, The Sacados, Los Locomía y sus abanicos.
La última generación de las botellas de a litro, de la Coca-Cola familiar cuando un litro alcanzaba para toda la familia!! y los últimos en ser mandados a comprar en la bolsa de cuadritos o toda la plata en pan, algunos hasta alcanzamos a comprar aceite suelto.
Mirando atrás es difícil creer que estemos vivos: viajábamos en autos sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de 10-12h y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y codos. Las hamacas eran de metal y resbaladilla y con esquinas en punta oxidada.
No había celulares. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo metido en una mochila o bolsón que rara vez tenía refuerzo para los hombros y mucho menos, ruedas!! Cuantos no recogimos del suelo nuestros útiles al romperse la mochila.
Compartimos botellas de bebidas y nadie se contagió de nada, excepto de los piojos, cosa que se solucionaba lavándose la cabeza con vinagre caliente (a veces detectados por la profesora previa revisión con un lápiz).
No tuvimos PlayStation, no había 99 canales de televisión, pantallas planas, sonido surround, mp3s, ipods, computadores e Internet, Tablet, notebook, pero nos lo pasábamos de lo lindo tirándonos globos con agua, o jugando con en las obras de construcción, o los autitos en la calle de tierra. Y nunca escuchamos sobre el calentamiento global.
Cuando nos gustaba alguien, pedíamos jugar al Verdad Consecuencia. No era necesario tener fotoblog, Hi5 o MySpace, Facebook, twitter, para saber si existíamos, bastaba con hacer bien fuerte la "silvada" del grupo o gritar fuera de la casa, en plena calle, para que toda la cuadra saliera de sus casas, ni nos catalogábamos como bloger, dark's, otakus, skatos, emos, pokemones, wachiturros, flaites ni, pelolays, etc.
Éramos responsables de nuestras acciones y acarreábamos con las consecuencias, no había nadie para resolver eso. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
Recordemos lo bueno de la vida. Lo fácil que es ser felices, la grandeza de lo sencillo. No necesitamos todas esas etiquetas, todas esas superficialidades, cosas, celulares, ropa... recordemos cómo ser niños, pero sobre todo, cómo ser libres.
AUTOR ANONIMO