El jueves 13 se aprobó en la Cámara de Diputados de la Provincia la Ley de Descanso Dominical. Aquí transcribo mi voto positivo al proyecto de Ley.
Históricamente,
desde el socialismo, se ha adherido y se ha luchado por la defensa de los
derechos de los trabajadores y de las trabajadoras. Estos se garantizan mediante la sanción de leyes que crean esos
derechos.
En
ese sentido, una de las primeras leyes fue la reducción de la jornada laboral a
las ocho horas diarias de trabajo.
Le
siguieron luego otras por mejoras salariales, por la seguridad social (cobertura ante
contingencias tales como enfermedad,
invalidez, muerte del trabajador) y así se continuó avanzando en
derechos y en la intervención del Estado para la protección de los mismos.
En
nuestro país, el primer diputado
socialista, Alfredo Palacios, impulsó
varios proyectos de ley en esa dirección, aunque intereses espurios y
sectoriales impidieron que muchos de ellos se transformaran en Ley.
En
el Siglo XX, el avance fue conquistar el descanso dominical. Y fue precisamente
Alfredo Palacios quien logra la sanción de la ley de descanso dominical (Nro.
4661), que luego se modifica con la
Ley Nro. 18204, que
sostiene el principio del descanso dominical.
Parece
mentira que hoy, en pleno siglo XXI, con los avances en las convenciones
internacionales no solo de los derechos de los trabajadores y de las
trabajadoras, sino también de los derechos humanos, tengamos que estar nuevamente
hablando sobre este tema, para recuperar un derecho inalienable con rango
constitucional, arrebatado por las políticas neoliberales de la década de 1990,
que pusieron al Mercado por sobre el
interés y bienestar social, generando una sociedad sumamente consumista, que afecta además, el
equilibrio ambiental.
El
descanso dominical, arraigado en la tradición occidental, y producto de la
lucha de miles y miles de trabajadores del mundo, trasciende las posiciones e intereses
de sectores y nace de las mismas raíces de la dignidad humana, de los derechos
humanos, y la valorización del trabajo.
Es la expresión de la primacía de la dignidad de las personas por sobre las
exigencias de la vida económica, aún y con mayor razón en las circunstancias
especiales de nuestro tiempo.
Es
respetando el descanso dominical que revalorizamos el trabajo y el sentido del
vivir, dado que la vida no puede subordinarse únicamente a lo económico. Hoy,
el trabajo no puede tener tan sólo la finalidad del sustento diario. Producir
no puede ni debe tener como mera finalidad la satisfacción de las necesidades
de un estilo de vida, ni la acumulación de riquezas o la concentración
desmesurada del capital que genera. Además de ello, con graves efectos
colaterales como son concentración y cambios demográficos, daños urbanísticos y
ambientales y cambios culturales con nefastas consecuencias para la sociedad
toda, de lo cual los argentinos tenemos experiencia.
Por
el contrario, el trabajo debe ser factor de humanización y convertirse en el
móvil de la evolución social integral, gracias a la cual la humanidad franquea
etapas en su marcha colectiva. Dentro de este concepto y solo así, el trabajo
se convierte en instrumento de realización individual, liberalización y
desarrollo social y cultural.
Estos
conceptos no solo son válidos para los empleados y trabajadores, que sí son los
principales destinatarios, lo son también para los empresarios, los
trabajadores autónomos, los
comerciantes; especialmente los pequeños y medianos.
En
concordancia con estas ideas, es que habíamos presentado un proyecto de
ley hacia fines del año 2012 para
proceder al cierre dominical en la
Provincia de La
Pampa, porque es
necesario que desandemos el camino trazado por un sistema egoísta que ha
generado una pirámide en la cual unos pocos se benefician con la indignidad de
los trabajadores y trabajadoras argentinos, y a costa del sufrimiento de éstos
y sus núcleos familiares, porque es un claro retroceso similar a lo vivido en
la esclavitud encubierta que generó en su momento, la Revolución Industrial.
Todos
los fundamentos expuestos, dejan poco lugar a dudas de la necesidad del
descanso dominical para los trabajadores y trabajadoras, motivo por el cual adherimos al presente, acompañando con nuestro
voto la aprobación del mismo.